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sábado, 30 de enero de 2010

Cómo usar nuestra libertad en Cristo

Fecha de publicación: Enero 11, 2010. Por Casa de Oración México
Nuestra libertad…1Pe 2:15-16 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.

Partiendo de estos versículos de la primera carta del apóstol Pedro, el Pastor Chuy Olivares compartió este Domingo 10 de Enero el mensaje Cómo usar nuestra libertad cristiana, un valioso llamado para evitar los extremos del legalismo y del libertinaje y experimentar una vida equilibrada en Cristo.

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viernes, 22 de enero de 2010

El Quebrantamiento de Corazón

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"Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo" -Esdras 9:6

«Pero… ¿Cómo pudo pasar esto? ¿y ahora, qué voy a hacer? ¿Cómo alguien pudo cometer tan desastrosos hechos? ¡Ay, te clamo Señor!» Sí, hay situaciones en la vida que cuando las confrontamos pareciera que el mundo se nos viniera abajo, y nuestra cabeza da vueltas tratando en nuestra mente de buscar un punto de apoyo, un lugar donde sentirnos seguros, donde recobrar la paz de entonces…

En la ciudad de New York lo sufrimos y aprendimos de una manera violenta con los actos terroristas del 11 de septiembre del 2001. No sé en qué momento la nube de humo y polvo desapareció de la vista panorámica de la isla de Manhattan, para dejarnos solo la memoria de las dolorosas escenas dantescas y la profunda herida por aquellos que no volveremos a ver jamás. Los desastres naturales también dejan el mismo sabor amargo de la muerte repentina, la enfermedad incurable o la separación definitiva. Mas, en medio de la devastación y la pérdida hay algo que no podemos perder de vista y es que Dios está con nosotros, cargándonos en sus brazos de amor, enjugando nuestras lágrimas, amparándonos y fortaleciéndonos en la tribulación, para que podamos resistir en el día malo.

No obstante, también hay otras situaciones que golpean nuestras almas, quizás de manera más fulminante que las cosas de la vida, y son las aflicciones del alma, los desengaños, las deslealtades, el pecado, y el dolor por haber ofendido a Dios. En ese momento, cuán importante es sabernos humillar y quebrantarnos verdaderamente de corazón.

En la actitud del sacerdote y escriba Esdras encontramos un buen ejemplo de la correcta actitud ante el quebrantamiento y el gran dolor de habernos desviado de la voluntad de nuestro Señor. Cuando Esdras llegó a Jerusalén, para enseñar la ley en el nuevo templo que Jehová les había concedido, sufrió una gran decepción. El templo era hermoso y todo fue dispuesto conforme a lo escrito en el libro de Moisés, sin embargo, el pueblo de Israel, los sacerdotes y levitas no vivían conforme a la Palabra de Dios, sino a las abominaciones de los pueblos vecinos.

El pecado era grande contra Jehová, pues los hijos de Israel habían mezclado el linaje santo con los pueblos vecinos, y eran los príncipes y gobernadores los primeros en cometer tal abominación (Esdras 9:2). Se había roto el pacto, por medio al cual, Jehová buscaba una descendencia para sí (Malaquías 2:15). Era el propósito santo que ellos habían puesto en juego, por andar en sus propios caminos, sin tomar en cuenta a Dios. Esdras bien pudo haberse llenado de indignación y haber ejecutado de inmediato la ley en la que el que tal cosa hizo sería cortado del pueblo y moriría apedreado.

Tampoco Esdras salió corriendo para no contaminarse ni mucho menos asumió una actitud arrogante ni acusadora, como diciendo: «¡Fuera de mi vista pecadores! ¡No me toquen, todos ustedes están contaminados!», ya que él había sido enviado por Jehová para enseñar la ley y sus mandamientos. Entiendo que era un hombre justo, a la luz del pacto de aquellos días, pues nadie que no viva dichos principios los puede enseñar. No, a Esdras la indignación no lo llenó de orgullo, sino de un gran quebrantamiento y aflicción.

El escriba, en ese momento, al escuchar la condición del pueblo, rasgó su vestido y su manto, y arrancándose el pelo de su cabeza y de su barba, se sentó angustiado de manera extrema. Y se juntaron con él, todos los que temían a Dios, una gran multitud de hombres, mujeres y niños, y mientras el pueblo lloraba amargamente, Esdras, postrado de rodillas, extendió sus manos a Jehová y oró:

“Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo. 7 Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día. 8 Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre. 9 Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén. 10 Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos, 11 que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia. 12 Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre. 13 Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como éste, 14 ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape? 15 Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto” (Esdras 9:6-15).

Esdras no solo se hizo parte del problema, sino que intercedió delante de Jehová a favor del pueblo. Tal es el Espíritu de nuestro Señor Jesús, quien día y noche intercede por nosotros. El que pudo ser un juez para condenar a los culpables, prefirió ser un intercesor, para salvar a los condenados. Entonces, los príncipes, y el pueblo reconociendo su pecado, se dispusieron a hacer lo que pedía el mandamiento, despidiendo a las mujeres extranjeras con que se habían juntado, y a sus hijos, para retomar el camino que Dios le había trazado. Mas, antes de cualquier solución es necesario un corazón quebrantado y un arrepentimiento genuino para recibir la misericordia de nuestro Dios.

lunes, 11 de enero de 2010

reconciliacion por medio de jesucristo.


Querido hermano, es muy importante que como hijos de Dios comprendamos que Jesús no solo es responsable de nuestra salvación y de la vida eterna, la cual es invaluable, sino también de la nueva vida en Cristo aquí en la tierra. Muchos de nosotros en otro tiempo estábamos perdidos, sirviendo al diablo, obedeciendo a nuestras propias pasiones, inundados en la porquería del pecado, consumidos y cansados.

“En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios..” Efesios 2:1-3 (NVI)

El dolor invadía nuestros corazones, la depresión, la angustia, la soledad, el alcoholismo, la drogadicción, pornografía, masturbación, fornicación, lujuria, ira, enojo, llanto. El diablo nos tenía bajo su yugo.
Lo más horrible de esta situación no era el sufrimiento emocional o físico sino que la condenación, por cuanto éramos hijos de la desobediencia. No podemos echarle la culpa a nadie, nosotros escogemos nuestro propio destino, nosotros decidimos que es lo que hacemos con lo que Dios nos da, y aunque algunas situaciones nos provocan hacer el mal, finalmente nosotros mismo somos quienes escogemos ese camino.

En esto se manifestó el amor de Dios a nosotros, que envió a su unigénito hijo para que el pudiera pagar el precio de nuestro pecado, y con solo creer en el sacrificio en la cruz, nos hace salvos. “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”Juan 3:16

¿Por qué necesito reconciliarme?
Nuestra condición precaria de pecadores nos apartaba del padre, en nuestro pecado nos desviamos del camino de Dios y nos entregamos a las pasiones de nuestra propia carne y no solo las hacíamos sino que nos complacíamos en ellas, la biblia nos dice que este es el estado natural del hombre sin Dios
“estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.” Romanos 1:29-32

Jesús nos reconcilia con el padre ya que a causa de nuestro pecado estábamos separados de él, el es espíritu y nosotros somos carne y el es santo y nosotros pecadores (transgresores de su ley).
Reconciliar=bendecir algo que había sido profanado / restablecer el dialogo, amistad o concordia entre dos o más partes que estaban enemistadas.
El pecado nos tenia aparte de Dios, separados totalmente, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación (el que paga el precio) por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” Romanos 3:23-24

Nosotros en otro tiempo éramos enemigos de Dios, pero por medio de la cruz Jesús nos reconcilia con el padre. Jesús el hijo de Dios, responsable por todo lo que existe, nos reconcilio y nos lavo del pecado con su sangre preciosa y nos presenta limpios y justos delante de su padre, mediante su sacrificio (véaseColosenses 1:15-23)

El Hombre sin Dios
Pero en esto se manifestó el amor de Jesús, en que nosotros estando en el fondo del lodo cenagoso; muriendo y atestados de toda maldad, inmoralidad, perversidad y depravación, Cristo murió por nosotros, sin valer nosotros absolutamente nada, cuando nadie miraba nada en nosotros, cuando nos dimos cuenta de que nada valía, de que “de nada sirve ganar el mundo si al final perdemos nuestra alma”. Cristo nos amo, y se entrego por nosotros
“Y me hizo sacar del pozo (foso, mazmorra, hoyo, prisión, cárcel, sepulcro) de la desesperación (destrucción), del lodo cenagoso (heces, excremento, sedimento); Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.” Salmos 40:2
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." Romanos 8:5

Sin Cristo nunca podríamos llegar al padre y nunca podríamos ser libres de la aflicción terrenal. Estando enfermos, esclavos del pecado, depresivos, con ganas de suicidarnos, Cristo vino a librarnos, Jesús dijo en sus primeras declaraciones: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor” Lucas 4:18-19

Muchos de nosotros estuvimos así un tiempo, atestados de todas las maldades, esclavizados por vicios o por nuestras propias pasiones, cautivos de algún hábito oculto, enfermos, etc. Y Cristo ha venido a nuestras vidas a hacernos libres.
Amigo, Jesús te ama, ven a él. Tu eres cautivo del pecado, por lo tanto nunca podrás ser completamente feliz, nunca, las cosas materiales jamás llenaran tu corazón, solo Cristo te llena.

Cristo me reconcilia con el Padre
Cristo por medio de su sacrifio en la cruz, en la cual cargo con todos nuestros pecados nos justifica (declarar a alguien justo, aunque este no lo sea) delante del padre, poniéndose él en nuestro lugar, substituyéndonos, perdonándoos y pagando el precio que correspondería a nosotros, el cual es la muerte (véase Romanos 6:23) Jesús pago nuestro pecado y nos hace nuevas criaturas, todo lo viejo paso y todo es hecho nuevo, el nos quita el yugo del pecado, nos da su espíritu santo, nos limpia de nuestro pecado y nos presenta justos y limpios delante del padre, tomando nuestro lugar como sacrificio. Y el padre hace justicia derramando su ira sobre el hijo. Y ahora Dios ruega a través de los que creemos en él, para que todos los hombres crean en aquel que nos amo.

“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.” 2da Corintios 5:20
Mediante su sacrificio en la cruz Jesús nos hace nuevas criaturas, renovando por completo toda nuestra vida, poniendo su espíritu dentro de nosotros y olvidando todas nuestras maldades. Nuestro Dios maravilloso no nos tomara en cuenta nuestros pecados a causa de que su hijo los pago por completo en la cruz del calvario hace 2000 años. (véase 2da Corintios 5:14-21).

En otro tiempo estábamos separados de Dios, queriendo llegar a él por nuestros propios métodos y no teníamos ni esperanza de cambio ni de nada, simplemente esperábamos la muerte. Estábamos tan lejos de Dios, pero por medio de la sangre de Jesucristo derramada en la cruz del calvario el nos ha acercado al padre, nos ha hecho pueblo y real sacerdocio y por medio de su sacrificio pasamos a ser miembros de la familia de Dios edificados sobre la Roca, Jesucristo (véase Efesios 2:11-22)

Ven, Cristo te esta llamando
"sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es" 1era Corintios 1:27-28
Por eso a Dios le place escoger lo que nadie quería, lo que nadie le daba valor, lo que todos menospreciaban y con esto avergüenza a aquellos que cree que son. Dios es soberano y el interviene en nuestras vidas y siempre está a nuestro rescate y por medio de su sacrificio en la cruz el cual parece locura para algunos, el hace el milagro de poner la vida de Dios en el corazón de los hombres, mediante la fe (véase 1era Corintios 1:18-31)

Amigo, tu tal vez seas ese menospreciado, vil, necio; Jesús te ha llamado a su presencia, cree en su sacrifico, tienes un gran vacío en el corazón y el peso del pecado esta sobre tus hombros, jamás podrás tener la plenitud de gozo apartado de Jesús.
La paz que Cristo te dá, nada te la podrá quitar, el te ofrece la vida eterna después de esta vida y la salvación eterna del infierno.

Ven y reconcíliate con Dios por medio de Jesús, “Jesús les dijo: Yo soy el camino la verdad y la vida, nadie viene al padre sino es por mi” Juan 14:6.
Jesús te dejo su palabra, escudríñala en ella está la revelación para ser salvo: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21

Ven a Jesús el te recibe y te pondrá su mano y te sustentara y jamás te dejara, el te dará las fuerzas y jamás te abandonará, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.”, “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”, “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Juan 6:37, 35, 10:27-28)

Cree en el señor Jesucristo, “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.” Juan 6:47, “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo (este ya estaba condenado a causa del pecado), sino para que el mundo sea salvo por él.” Juan 3:17 (BA)
Cree en Jesús y serás salvo, pon tu fe en el, cree en él a pesar de todo, el ya hizo el resto para reconciliarte, solo creen en el que murió y resucito, y él te dará la vida.

Arrepientete
tienes que arrepentirte de tus pecados, osea cambiar tu manera de pensar con respecto al pecado y volverte de tu camino a Dios, es reconocer tu pecado delante de Dios y apartarte de él. El que no se arrepienta morirá“Jesús dijo: antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” Lucas 13:3
“Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días. Si no se arrepiente, él afilará su espada; Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.” Salmos 7:11-12

Cuando tu pones tu fe en Jesus es necesario que tú reconozcas tu pecado, reconozcas que has hecho mal y que reconozcas que tu pecado te separa de Dios, tu pecado ofende a Dios, eres aborrecibles para él por causa de tu pecado, por lo cual tú tienes que apartarte de tu pecado y volverte a Dios, así como David en el salmo 51, el afirma “un corazón contrito un humillado no despreciara el señor”, ese corazón contrito es un corazón arrepentido y quebrantado.
La soberbia en el corazón del hombre es lo que no lo deja arrepentirse, por esa razón muchos se van a al infierno, ya que se enaltecen y no se arrepienten de sus maldades.

Apártate de tu pecado, pecador que lees esto, apártate y cambia tu manera de pensar, vuélvete a Dios y no regreses a hacer lo mismo de antes, no derrames lagrimas de cocodrilo, no dejes que tu corazón se endurezca (encallecimiento), una vez que tu corazón se endurezca no oirás la palabra de Dios y todo será más duro para ti.

arrepentirse es parte del creer en Jesus, deja tu pecado y vuelvete a tu Dios, animo amigo, no todo esta perdido, cree en el y seras salvo, confiesalo a pesar de lo que pase, reten tu fe y no desmayes.
“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado” Romanos 10:9-11

Dios te bendiga!

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